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Ernesto Parisca: “La música es parte de quien soy”. 

“Nací con la música dentro de mí. La música era uno de mis órganos, como mis costillas, mis riñones, mi hígado, mi corazón. Como mi sangre. Era una fuerza que ya tenía dentro cuando llegué a la escena musical. Era una necesidad para mí, como la comida o el agua”. 
 Ray Charles 

Ernesto Parisca, Marketing Communications Manager, era un violinista profesional antes de unirse a Smartmatic. Él reconoce que muchas cosas han cambiado en su vida, pero como se darán cuenta y como él nos asegura, una vez que eres un músico nunca puedes negar tu naturaleza. Ernesto está enamorado de la música; a veces parece que está hablando de un ente corporal, “ella”, del cual no puede escapar. Por ahora el intérprete se sienta en una oficina, pero el tiempo nos dirá si el violinista profesional volverá al escenario. 

Definir su relación con la música no es una tarea fácil para él, confiesa. “Es una parte de mí y ha estado conmigo desde que tengo memoria. Comencé a estudiar violín a los 6 años, y hasta hace dos años no pasaba más de dos días sin tocar, excepto durante los feriados, obviamente. Hice mis mejores amigos tocando música y enfrenté algunas de las experiencias más intensas y profundas de mi vida con un violín en el hombro. Soy un violinista, he sido uno desde que era un niñito”. 

Para él en estos días ha sido más y más difícil seguir tocando. “Entre el trabajo y la familia no tengo suficiente tiempo para dedicarle como hace falta. Además, después de una pausa de tres años no quiero oir el “ruido” que sale del violín cuando lo toco”. Continúa con una explicación; hay un componente físico/muscular asociado con la ejecución de los movimientos para tocar el violín, que no solo justifican la dedicación sino que requieren un compromiso total. 

Para Ernesto el camino es muy claro: “Excepto para ciertas personas únicas y extremadamente talentosas, para ser un violinista decente tienes que dedicarte casi exclusivamente al instrumento. Y no hay soluciones mágicas: o practicas o pierdes tu confianza y tu habilidad. Mi profesor de violín (“el profe [Emil] Friedman”) me lo recordaba todo el tiempo: ‘Un día sin tocar y notarás la diferencia. Tres días y tu familia la notará. Una semana y hasta los vecinos se quejarán’. ¡En mi caso, creo que la situación sería una crisis de seguridad nacional!” 

La disciplina que esto conlleva, la de un violinista profesional, es parte de quien es y será Ernesto. “Quizás la prespectiva adquirida con el tiempo me hará entender mejor qué fue esa parte de mi vida y lo que significó para mí. Por ahora, el intérprete profesional está en huelga indefinida, de baja sin paga, o lo olvidaron. Ya veremos”. 

Pero el amante de la música no escapa a la realidad de su pasión. “La música está ahí, no solo para mí, sino para todos los demás. Pienso en la música, la oigo y la siento todo el tiempo. Desafortunadamente, la música y mi trabajo se han vuelto actividades incompatibles”. Su ser pragmático cree que para tocar bien el violín, necesitaría al menos dos horas de práctica todos los días y “para ser honesto, no estoy seguro cómo podría combinar mis rutinas para hacer eso a diario. Pero la esperanza es lo último que se pierde”. No hace falta decir más. 

¿No sería genial escuchar a nuestros músicos mientras leemos sobre ellos? Estamos de acuerdo, así que disfruten de esta cuenta de Soundcloud en la que Ernesto toca segundo violín: El Cuarteto Friedman.

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