Arquímedes Machado
Probablemente muchos de ustedes han oído hablar del círculo de influencia y de la zona de confort. Hoy quiero conversar un poco más sobre estos conceptos.
Comencemos por el primero, el círculo de influencia. Para entender mejor este concepto conviene utilizar, a modo de referencia visual, dos círculos concéntricos, en donde el más pequeño es el círculo de influencia, y el otro -el más grande- es el círculo de preocupación. El círculo de influencia representa las situaciones que podemos cambiar, situaciones sobre las que tenemos el control.
De esta manera, ante cualquier encrucijada, podemos definir si la situación a la que nos enfrentamos pertenece al círculo de influencia o al círculo de preocupación. Es decir, si dicha situación es algo que podemos resolver -sobre lo que tengo control- o más bien es una situación que me preocupa pero que escapa de mis posibilidades. Un ejemplo típico y creo que bastante familiar para todos son las colas de Caracas: es altamente probable que cada uno de ustedes esté de acuerdo conmigo en que estas colas son estresantes. Sin embargo la solución al tráfico caraqueño escapa de nuestro círculo de influencia. Pero por fortuna, siempre podemos mejorar nuestra situación tomando acciones que ayuden a que nos afecte menos, como por ejemplo, salir más temprano o más tarde para evitar las horas pico, o utilizar el metro en vez del vehículo propio, hasta otras más radicales como comprarme una moto, mudarme a un lugar más cerca de mi trabajo o cambiar de ciudad y de trabajo. En cualquiera de los casos son decisiones que me permiten mejorar mi malestar ante el tráfico.
Me he dado cuenta de que si hay algo que debemos procurar, es que nuestro círculo de influencia crezca continuamente. De esta manera, si estoy frente a un problema (que estaría inicialmente en el círculo de preocupaciones), pueda controlar mis acciones y reacciones para enfrentarlo, pasándolo al círculo de influencia. He leído que las personas proactivas enfocan sus energías en resolver situaciones que se encuentran dentro de su círculo de influencia y lo que logran es ampliar cada vez más dicho círculo.
El otro concepto de que quiero hablar es la zona de confort, ese espacio que me permite estar cómodo con lo que estoy haciendo porque, aunque puede ser un trabajo difícil, ya tengo la experticia para hacerlo y lo hago bien. Estar en la zona de confort me permite sentirme bien haciendo lo que hago porque lo domino, me he convertido en un experto en ello. No obstante, qué importante y valioso es para nuestro crecimiento -profesional y personal- salir más allá de estos límites y pisar la zona de lo desconocido, enfrentar la incertidumbre (o lo que otros autores llaman la zona de aprendizaje).
Cuando yo visualizaba la zona de confort, nunca la asocié con la forma de un círculo, pero tal como en el caso del círculo de influencia y el círculo de preocupación, la zona de confort se puede visualizar como un círculo que está dentro de otro, siendo el más pequeño la zona de confort y el más grande la zona de incertidumbre (o aprendizaje). Luego de leer este artículo y ver la imagen, me di cuenta de ambos conceptos están sumamente relacionados, llegando a ser vistos inclusive como sinónimos. En lo personal, los veo como conceptos diferentes.
Ampliar mi círculo de influencia me permite ser más dueño de mis acciones y reacciones ante las situaciones que suceden en mi vida y tener mayor control sobre ellas. Igualmente, al aumentar mi zona de confort me permito conocer nuevas herramientas para resolver cosas que antes no sabía resolver, tener experticia en nuevas situaciones y ampliar cada vez más mi conocimiento.
En la medida que ampliemos ambos círculos, también ampliamos nuestro crecimiento como personas.
Probablemente muchos de ustedes han oído hablar del círculo de influencia y de la zona de confort. Hoy quiero conversar un poco más sobre estos conceptos.
Comencemos por el primero, el círculo de influencia. Para entender mejor este concepto conviene utilizar, a modo de referencia visual, dos círculos concéntricos, en donde el más pequeño es el círculo de influencia, y el otro -el más grande- es el círculo de preocupación. El círculo de influencia representa las situaciones que podemos cambiar, situaciones sobre las que tenemos el control.
De esta manera, ante cualquier encrucijada, podemos definir si la situación a la que nos enfrentamos pertenece al círculo de influencia o al círculo de preocupación. Es decir, si dicha situación es algo que podemos resolver -sobre lo que tengo control- o más bien es una situación que me preocupa pero que escapa de mis posibilidades. Un ejemplo típico y creo que bastante familiar para todos son las colas de Caracas: es altamente probable que cada uno de ustedes esté de acuerdo conmigo en que estas colas son estresantes. Sin embargo la solución al tráfico caraqueño escapa de nuestro círculo de influencia. Pero por fortuna, siempre podemos mejorar nuestra situación tomando acciones que ayuden a que nos afecte menos, como por ejemplo, salir más temprano o más tarde para evitar las horas pico, o utilizar el metro en vez del vehículo propio, hasta otras más radicales como comprarme una moto, mudarme a un lugar más cerca de mi trabajo o cambiar de ciudad y de trabajo. En cualquiera de los casos son decisiones que me permiten mejorar mi malestar ante el tráfico.
Me he dado cuenta de que si hay algo que debemos procurar, es que nuestro círculo de influencia crezca continuamente. De esta manera, si estoy frente a un problema (que estaría inicialmente en el círculo de preocupaciones), pueda controlar mis acciones y reacciones para enfrentarlo, pasándolo al círculo de influencia. He leído que las personas proactivas enfocan sus energías en resolver situaciones que se encuentran dentro de su círculo de influencia y lo que logran es ampliar cada vez más dicho círculo.
El otro concepto de que quiero hablar es la zona de confort, ese espacio que me permite estar cómodo con lo que estoy haciendo porque, aunque puede ser un trabajo difícil, ya tengo la experticia para hacerlo y lo hago bien. Estar en la zona de confort me permite sentirme bien haciendo lo que hago porque lo domino, me he convertido en un experto en ello. No obstante, qué importante y valioso es para nuestro crecimiento -profesional y personal- salir más allá de estos límites y pisar la zona de lo desconocido, enfrentar la incertidumbre (o lo que otros autores llaman la zona de aprendizaje).
Cuando yo visualizaba la zona de confort, nunca la asocié con la forma de un círculo, pero tal como en el caso del círculo de influencia y el círculo de preocupación, la zona de confort se puede visualizar como un círculo que está dentro de otro, siendo el más pequeño la zona de confort y el más grande la zona de incertidumbre (o aprendizaje). Luego de leer este artículo y ver la imagen, me di cuenta de ambos conceptos están sumamente relacionados, llegando a ser vistos inclusive como sinónimos. En lo personal, los veo como conceptos diferentes.
Ampliar mi círculo de influencia me permite ser más dueño de mis acciones y reacciones ante las situaciones que suceden en mi vida y tener mayor control sobre ellas. Igualmente, al aumentar mi zona de confort me permito conocer nuevas herramientas para resolver cosas que antes no sabía resolver, tener experticia en nuevas situaciones y ampliar cada vez más mi conocimiento.
En la medida que ampliemos ambos círculos, también ampliamos nuestro crecimiento como personas.
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