Edgard
Zorrilla
El
reconocimiento al éxito personal, empresarial, corporativo, espiritual y
místico, es un elemento de máxima importancia para toda persona, pero también
para toda corporación que considere al Capital Humano como su mayor activo.
En
Smartmatic, hace unos 8 años aproximadamente, cuando crecimos un poco más de lo
que había sido nuestra historia del año 2000 al 2003, y después de la súper
batalla de los dos proyectos electorales realizados en Venezuela en 2004,
decidimos buscar una manera de reconocer al valioso capital humano que había
crecido y madurado junto a la empresa.
Recuerdo
que en esa época, y aún lo es, el tema tecnológico era tan poderoso y la
juventud y energía que se respiraban en Smartmatic eran tan contagiosas, que
prácticamente resultaba imposible decirle “no” a cualquier desafío o reto que
se nos presentara, bien fuera un despliegue técnico o servicios logísticos, por
cualquier cliente o prospecto: el CNE venezolano, el Banco Santander-Serfin
Mexicano, el Banco Plaza, etc.
Era una
época de gran inspiración. Desde Antonio, Roger, Alfredo Anzola (Q.E.P.D.),
Paul, Eduardo Correia, pasando por muchos otros talentos de
extraordinarias destrezas, estaban todos particularmente animados,
comprometidos, en una suerte de non-stop tecnológico pleno de sinergia a
raudales, para cumplir con el compromiso adquirido de entregar dos elecciones
con una diferencia de tiempo no mayor a los tres meses.
Se sentía
magia en el aire. Era increíblemente poderosa la fuerza y capacidad técnica que
emanaba de todos y cada uno de los ingenieros de la empresa; de manera que no
había horarios, ni diferencia de días, ni la noche existía, ni el sol quemaba a
nadie; todo Smartmatic era un gran laboratorio o campo de batalla, donde el
desafío implicaba una comprensión absoluta: comprender el tema electoral, el
reto tecnológico; las expectativas del cliente; y finalmente, producir “la
solución”; y así lo hicimos, mientras también comprendíamos que hacíamos
historia.
Se
completaron 2 grandes procesos electorales en el año más crítico de la historia
electoral y democrática contemporánea venezolana. Era el año 2004. Muchos
colaboradores y alianzas estratégicas, mucha experiencia y conocimientos nos
acompañaron, aportados por veteranos de varias guerras como Bob Cook, Jorge
Tirado y su “team de los tíos”, etc., aunado a las alianzas corporativas con la
telefónica Cantv, la empresa italiana Olivetti, etc., hicieron posible estos
logros.
Así, en
varias conversaciones informales y formales, decidimos reconocer el heroísmo y
el profesionalismo de los Smartmatianos, quienes con tanto esfuerzo, dedicación
e inspiración, habían logrado marcar esa gran diferencia y construido el gran trampolín
empresarial : de ser una empresa de 20 ingenieros a una de 200, con proyectos
que implicaban desafíos como la contratación de miles de operadores, técnicos,
su adiestramiento y coordinación, etc.; las alianzas estratégicas de gran
transcendencia para la fabricación de la SAES-3000 (la primera máquina de
votación utilizada en una elección nacional con capacidad de imprimir
comprobante de voto); y además, la capacitación y coordinación de los
desarrolladores de software que lograron soluciones fortalecidas, seguras y
poderosas como no las había en ninguna otra parte del mundo, a prueba de
tontos, y sobre todo, a prueba de genios, científicos y expertos
internacionales que venían a demostrar que en algo seguramente “nos habíamos
equivocado”.
Sin embargo,
ni nuestro capital humano ni nuestra tecnología se equivocaron. Fue maravilloso
ver todas las respuestas y veredictos a favor de la creatividad y la tecnología
creada en Smartmatic para un cliente exigente, en un país complejo y durante
una situación política única, que convirtió nuestro proyecto en una prueba de
fuego para la democracia venezolana.
Escribiendo
con esta perspectiva luego de 8 años, y tras haber corrido mucha agua bajo los
puentes, pareciera fácil describir esos momentos de gran escalada tecnológica y
de madurez prematura alcanzada por los líderes e ingenieros de Smartmatic, que
lograron superar las pruebas y completar todas las tareas y desafíos
planteados. La verdad es que no fue fácil.
Desde mi
propia óptica, como el “canoso místico y espiritual” del equipo, traté de
entender la psicología de mis compañeros ingenieros del momento; y pensé que
entendiendo a Roger y Antonio, junto con Alfredo y al resto del equipo,
podíamos lograr juntos una forma de reconocimiento a estos grandes esfuerzos y
pasos dados.
Un día vi a
Roger muy emocionado jugando “Magic”, una especie de juego viral muy popular en
internet. Decidí entender lo que pasaba en ese juego, quién era quién, cómo se
componía la lógica del mismo; cómo era que estos magos y dragones influían en
los resultados del juego. Roger, experto jugador de Magic, me explicó las
diferencias entre magos, dragones, colores, poderes, reglas generales del
juego, etc., y juntos entendimos que lo que Smartmatic había logrado hacer en
2004, se asemejaba de alguna manera a las maravillas que en Magic ocurrían; aún hoy estoy
convencido que estas tecnologías virales y juegos complejos en tiempo real, que
usan Internet como plataforma, ayudan a las mentes jóvenes a moverse en un
mundo de múltiples dimensiones, realidades simultáneas y desafíos, para
mantenerse vivos y vencer a sus rivales, ser competitivos y diferenciarse
ampliamente para alcanzar el éxito que buscan.
Así,
quisimos reconocer a los héroes del momento y decidimos que la mejor manera era
crear un símbolo: El Dragón de Smartmatic; el cual debía tener ciertas
características físicas y colores específicos que permitiera mostrar la
tenacidad del mismo así como reconocer esa excelencia técnica y operacional que
habían mostrado los ingenieros y especialistas; desde gerentes, coordinadores
hasta analistas, durante esos procesos de inmensos desafíos, presiones y
construcción de la excelencia que aún caracteriza a Smartmatic y que pareciera
no tener fronteras ni límites.
Los
dragones poseen una fuerza natural que no puede ser ignorada. Por definición,
son seres mitológicos, poderosos y transformadores que van más allá de la
naturaleza humana. Son una especie de avatares.
De alguna
manera, los dragones son identificados con el yoga, basados en el hecho de que
representan la corriente de energía universal que fluye por la columna
vertebral de los seres humanos, denominada kundalini. Ser visitado por un
dragón (en sueños) o ser atraídos por la imaginación hacia un dragón que expele
fuego por su boca, puede indicar el comienzo de un despertar espiritual y
místico.
En
Smartmatic hemos experimentado grandes cambios, hemos aceptado desafíos
increíbles, hemos conquistado nuevas fronteras y países; hemos trascendido las
fronteras internacionales, con oficinas y operaciones que nos permiten tener
una cobertura global y las oportunidades de fortalecer los procesos electorales
y democráticos de muchos países.
Hemos
llegado mucho más allá de la Venezuela del año 2004; hemos aceptado desafíos
impresionantes como el caso de Filipinas en Asia, Zambia en África, Bélgica en
Europa, Bolivia, Brasil, México, Colombia, Estados Unidos, etc., en América;
hemos expandido nuestras operaciones con centros de excelencia técnica y
operacional en Panamá y Taiwán, cuarteles generales para la alta gerencia y
estrategias de internacionalización y globalización en Londres y Ámsterdam.
Seguimos creciendo, conquistando y ganando nuevos desafíos, y para todo esto,
el gran diferenciador de la corporación es su gente, sus profesionales y
técnicos, sus ejecutivos y el gran apoyo y credibilidad de estos clientes del
mundo electoral al que con gran velocidad hemos seguido conquistando.
De manera
que el reconocimiento a la excelencia es sumamente importante, estratégico y
halagador para quienes con gran esfuerzo llegan a merecerlo. Al recibirlo,
muestran a sus compañeros y equipos de trabajo que si se puede, que sí tiene
sentido el esfuerzo y que sí existe la corporación que los valora. Por ellos,
por nuestros logros, nos sentimos orgullosos de trabajar en Smartmatic.
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