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Hace un par de semanas, Roger mencionó durante su ponencia del Kick-Off en Caracas, algo que me hizo reflexionar: y es como a veces damos soluciones que pueden ser extremadamente complicadas a problemas simples (complicadas y/o costosas pueden ser en algunos contextos sinónimos, sobre todo desde el punto de vista del cliente).
El ejemplo que él utilizó fue cómo la necesidad de tomar notas puede ser solventada con un papel o con un laptop. Esta reflexión me hizo recordar otro ejemplo que, aunque ha sido muy utilizado para ilustrar este tipo de situaciones, no es más que una leyenda urbana.
Cuenta la leyenda que, enfrentada al hecho que los bolígrafos no podían escribir en ingravidez (la tinta del bolígrafo se podría ver afectada y no fluiría del bolígrafo al papel), la NASA gastó una gran cantidad de dinero en desarrollar un bolígrafo que pudiese escribir durante un viaje espacial. Luego de inversiones millonarias, lograron el Fisher Space Pen, bolígrafo que no sólo escribía en las condiciones experimentadas, sino que lo hacía también en papel grasoso e incluso en cualquier ángulo de escritura, haciendo que el astronauta lo pudiese utilizar en cualquier momento y en cualquier posición. El Fisher Space Pen, parecía una solución ¿perfecta?
Mientras esto sucedía en Estados Unidos, los cosmonautas rusos, en su afán por ganar la carrera espacial, se enfrentaban a la misma problemática e implementaron, no una, sino hasta tres soluciones distintas al mismo problema: usaron lápices de grafito, lápices de cera e incluso portaminas. Todas estas soluciones ya existían. En vez de dedicar una inversión millonaria en un bolígrafo nuevo, como hizo Estados Unidos, canalizaron sus esfuerzos en temas más importantes conducentes a poner al hombre –literalmente- en el espacio.
¿Qué quiero compartir con ustedes, a modo de reflexión?
1.- Ser innovadores no significa necesariamente hacer que una idea millonaria sea la que corrija un problema, pues aplicando ideas y/o soluciones ya existentes que se acoplen a la necesidad también es una forma práctica, creativa y eficiente de resolver un problema (si ya se inventó la rueda, ¿por qué reinventarla?).
2.- Tenemos que asumir que al montar un proyecto, siempre surgirán problemas, algunos como consecuencia de ejecutar el proyecto, otros de una naturaleza más compleja pero que igual pudieran impedir que logremos la meta. Saber diferenciarlos es parte de nuestra labor. En el mismo ejemplo de la competencia espacial, es como si comparáramos la necesidad de hacer que un bolígrafo funcione bajo las condiciones antes mencionadas versus calcular la energía necesaria para poner un cohete en la Luna y conseguir el combustible que pudiera resolver este problema. El primero es un problema derivado de mi ejecución, el segundo es uno que puede sacarme de la competencia. Entender la diferencia entre ambos puede ser fácil con este ejemplo pero cuando estamos inmersos en un proyecto, podemos caer en el error de sentir que TODO es un problema y que TODO me afecta de igual manera y que TODO debo solucionarlo de manera urgente. Problemas, menores o mayores, siempre tendremos, negarnos a esta realidad es negarnos a la naturaleza de la vida misma. El tener la inteligencia para saber cuánto tiempo, esfuerzo, neuronas y dinero invertiremos en cada solución es en dónde está nuestro aporte e inteligencia.
Nota curiosa: La NASA nunca contactó a Paul Fisher, creador del Fisher Space Pen, para desarrollar un bolígrafo, ni tampoco recibió financiamiento alguno del gobierno para desarrollar el bolígrafo. Fisher lo inventó independientemente y después pidió a la NASA que lo probase. Tras la introducción del AG7 (bolígrafo espacial), tanto la agencia espacial estadounidense como la soviética (posteriormente rusa) lo adoptaron.
Arquímedes Machado
Arquímedes Machado
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