Hoy en día la seguridad ciudadana es una de las mayores preocupaciones a nivel mundial, en cerrada competencia con el desempleo y la educación. La violencia tiene un impacto negativo en el desarrollo social y los esquemas tradicionales que se utilizan para combatirla están basados exclusivamente en estrategias policiales, justicia criminal y sistemas penales que subestiman la complejidad del problema.
A partir de esta compleja realidad, los organismos a cargo de la seguridad pública se han visto obligados a cambiar el eje de sus preocupaciones: desde una organización centrada exclusivamente en el cumplimiento de la ley a una gerencia inteligente de la seguridad que establezca prioridades y vele por la relación costo-eficiencia, la calidad de los servicios prestados y por la eficacia de las políticas adoptadas.
Si bien el avance de la gestión de seguridad aún está en desarrollo, las nuevas plataformas tecnológicas ya ofrecen una mejora significativa en la capacidad de análisis forense para la administración de justicia. Al igual que sucede en el campo de la medicina, la televigilancia demuestra continuamente nuevas curas milagrosas. Las bondades de la televigilancia van desde un efecto disuasorio, pasando por un enfoque preventivo a través de la detección temprana de actividades sospechosas, hasta proporcionar evidencias contundentes durante las investigaciones.
El vídeo como evidencia para certificar lo ocurrido en un incidente, es la consecuencia natural del nuevo y moderno entorno digital, al aumento del valor de la información y al uso que se le da a ésta, al desarrollo de nuevos espacios donde es usada, al grado de madurez alcanzado por la tecnología digital en cuanto a captura, codificación, almacenamiento y transmisión, a los avances tecnológicos, entre otros, de las cámaras de vídeo, las redes IP, las comunicaciones, las soluciones para gestión y análisis de vídeo, que han permitido la explosión exponencial de los sistemas de televigilanica en la última década.
El análisis de vídeo es la –última- aplicación que está generando un gran interés en el sector. El análisis de vídeo, vídeo de inteligencia y análisis de contenido de vídeo son los términos que definen la capacidad para detectar matemáticamente, reconocer y analizar objetos y eventos utilizando el vídeo digitalizado. Un informe de IMS Research preveía que el mercado de análisis de vídeo crecería a un estimado de USD 3,4 mil millones en 2010. Pero esto es sólo la punta del iceberg de la industria de vigilancia de video IP en su conjunto. Según ABI Research, el sector se encuentra en un punto de inflexión clave entre las tecnologías analógica y digital, y podría pasar de USD 13,5 mil millones en ingresos en 2006 a USD 46 mil millones en 2013. En la actualidad, tan solo en el Reino Unido existen más de 4,2 millones de cámaras, es decir, una por cada 14 personas, y el número continúa creciendo.
Según estimaciones de Smartmatic, multinacional que diseña y despliega estás soluciones tecnológicas, la persona promedio es capturada en video de ocho a doce veces cada día, igualmente el criminal promedio. Esto explica por qué la evidencia de video es ahora más frecuente en escenas de crímenes que cualquier otro tipo de pruebas forenses; la capacidad para obtener información detallada de las pruebas de vídeo tiene un altísimo potencial en el esclarecimiento de los hechos: es la nueva materia prima para los investigadores.
Los estudios de video inteligente y sus aplicaciones en el campo de la seguridad auguran un futuro muy prometedor y son varias las disciplinas involucradas en su investigación y desarrollo. La informática forense hace entonces su aparición como una disciplina auxiliar de la justicia moderna -como fiel garante de la verdad alrededor de la evidencia digital que se pudiese aportar para la administración de la justicia.
Meyling Fois
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